Fiorentina

Estimado público actual o potencial cliente de esta tienda: pongan atención a esta reseña, ya que les contaré cómo funciona. Cuando uno está en la tienda, el personal lo atiende casi sigilosamente, en vistas de incidir a que compres algún producto. Sin embargo, tal dedicación no se deja ver al momento en que una, como clienta, decide ejercer los derechos que expresamente consagra la Ley de Protección al Consumidor. Me dirigí a la tienda ubicada en calle Condell en la comuna de Valparaíso para efectuar el cambio de un pantalón que compré a mediados de agosto, pues las costuras estaban mal manufacturadas y cedieron ante el uso que le di (uso que consistió vestir la prenda, en tan solo DOS ocasiones, para ir a un trabajo de oficina). La cajera, una señora de lentes y de pelo castaño, se resistió a que yo efectuara el cambio del pantalón, debido a que este se encontraba sucio. Situación que no negué, pues le expliqué que no quise lavar el pantalón por temor que se deteriorara aun más y que en virtud de eso, ella rechazara el cambio. Su único argumento para evitar que no obtuviera el cambio de la prenda o la devolución de mi dinero consistió en que estaba sucio, llegando incluso a reconocer que hubo una falla en la costura. Era evidente que las costuras fallaron por descuido de la fábrica y que la ley contempla para los casos de defectos en los productos, o bien el cambio del mismo, o la devolución del dinero, opciones que me fueron privadas. Incluso, la señora cajera me dio un trato poco digno y amable, circunstancia que sólo empeoró la situación. Para mí, como asidua clienta de esta tienda, este episodio fue más que desagradable, ya que no tan sólo perdí dinero, sino que también me vi transgredida en mis derechos, debido a la falta de capacitación del personal en orden a enfrentar este tipo de situaciones. Desde hoy no compraré más en una tienda que se aleja de lo establecido en el ordenamiento jurídico chileno vigente y que, peor aún, se aleja de la ética. Una verdadera vergüenza que el personal de esta tienda prefiera a que uno acuda al SERNAC, en vez de proponer una solución pacífica a una buena clienta (La señora cajera, literalmente, me dijo que fuera al SERNAC a efectuar la denuncia). Ojalá los dueños de esta tienda reparen el daño causado y tomen medidas que tiendan a evitar estas malas experiencias en sus recintos.