Restaurant Iruanai

Se repite la exitosa fórmula del restaurante y cafetería Anayak que hoy es un clásico de Viña del Mar, con el agregado que este local además de tener fabrica artesanal de pasteles tiene su propia panadería, lo que hace comer un sándwich aquí una verdadera experiencia. La especialidad es la once, pero hay una variedad muy amplia en la carta, con un excelente bar para un panorama más nocturno .Espacioso e iluminado, con excelente servicio. En las horas de alta demanda hay que estar dispuesto a esperar. Lo tiene todo, recomendable 110%

La palta diluida con algo para hacerla rendir, el café horrible sin cuerpo. Es un anayak en los norte pero nada del otro mundo y caro para la calidad de alimentos ofrecidos. Hay muchos otros buenos lugares. No lo recomiendo.

El local llama mucho la atención, esta bien iluminado y las mesas son muy cómodas, con estufas y terraza. Sin embargo, la comida deja muchísimo que desear en relación a los precios, pan de molde regular, palta aguada, malos ingredientes.

Muy buen lugar con exelente servicio y buena comida. Las tortas y el pan tambien muy rico.

Muy acogedor el local, muy buen ambiente acompañado de buena atención del personal y calidad en productos ofrecidos, un acierto para la comunidad de nuestro viña del mar.

Nuevo lugar en la Población Vergara,5 norte,para disfrutar un buen café,también la pastelería,además ricos y variados menús.

Mucha variedad de onces, sándwich y muchas cosas dulces, todo muy exquisito. Ambiente familiar, pero muy bullicioso. Estacionamiento solo en las calles cercanas.

Un restaurante con un lindo concepto, se ve medianamente cálido pero tal vez el color de las paredes o la iluminación produce un ambiente algo frío.El ambiente es tranquilo, puedes conversar tranquilamente, pero pareciera quevlls garzones están nerviosos. Ellos te brindan una excelente atención.Llegué y la mesa estaba sucia, con restos de comida, migas en la mesa y en el asiento, incluso con aceite. En el momento que entré el restaurante estaba bastante vacío, por lo tanto no era una mesa que se había desocupado recién.Las preparaciones son de buena calidad, a la par con restaurantes de similares características. Los precios también va a la par con restaurantes de similares características.Las porciones son demasiado pequeñas para su valor , la mayonesa es deficiente, se ven incompletos (recalco que lo comparo con restaurantes de similares características tanto en su infraestructura y precios). Te hace sentir que a los administradores les incomoda tu presencia y quieren que los comas rápido y te vayas.Se acerca la hora de cierre de la cocina y sin ton ni son apagan las luces de las vitrinas, panadería, pastelería...etc quedando solo las mesas con luces encendidas con comensales dentro, incluso familias que habían recién llegado, una desagradable forma de echarte del local.Traga y andate" ( solo los garzones tratan de brindarte una buena atención)Falta señalética para llegar a los baños.El panel eléctrico está a un costado de la puerta de los baños

Llama la atención por el espacio amplio y las luces, pero la propuesta de cafetería pésima. Puede ser que el estilo “clásico” tipo Anayak tenga su público, a nosotros no nos gustó. Entramos con el prejuicio que no nos gustaría, pero teníamos que probar el lugar ya que nos gusta conocer los nuevos locales que surgen en la ciudad. La relación precio calidad super mala: no pedimos café porque desde el momento que leo Nescafé en la carta es un rotundo no! Un espacio así debería ofrecer un excelente café de grano por los precios que cobra. Por otro lado el jugo denominado natural jamás lo fue, era de máquina muy procesado y lleno de azúcares. Las tostadas con palta malas, palta poco sabrosa, la hicieron rendir con algo. Y por ultimo pedimos un trozo de torta panqueque naranja que cuesta casi 5.000 pesos, era muy pequeña para el precio, tuvimos la esperanza que su sabor exquisito valiera la pena por el precio, pero tampoco, era mala, añeja, poco sabrosa y muy procesada. Para no volver. Viña en estos momentos tiene muchas cafeterías que si valen la pena, con exquisito café, algunos de especialidad y con una decoración preciosa, acogedora y buena música. Acá tampoco había música, muy frío el ambiente. La atención, cordial pero nada destacable.